El Columbario de Benamaurel, es un pequeño habitáculo de apenas unos cinco metros cuadrados, situado en las Hafas de Puente Arriba. El interior del columbario es de tierra blanda arenisca. Y por ello se han podido labrar una serie de nichos u hornacinas, bastante uniformes, en sus paredes. Se conservan, a día de hoy, un total de 317 hornacinas, que están ordenadas en filas más o menos paralelas de arriba abajo.
¿Para qué servían estas habitaciones o por quién se realizaron?. Esta pregunta sigue siendo, todavía, una incógnita a despejar por los investigadores. Por ahora, y ya que no hay estudios arqueológicos importantes sobre el columbario de Benamaurel, solo se puede entrar en el terreno de las especulaciones.
Debido a que esta zona del altiplano, ha estado poblada desde la prehistoria hasta nuestros días, algunos historiadores como Alejandro Egea Vivancos, en su estudio, “El Punto de Partida: Los Columbarios Clásicos”, se decantan porque esta peculiar dependencia se realizó en época tardorromana, para dejar en su interior, en urnas, las cenizas de los seres queridos. Los columbarios en época romana se ubicaban a una cierta distancia del núcleo poblacional, y solían estar vinculados a las correspondientes villaes. Recordemos que cerca de Benamaurel se han hallado restos arqueológicos de varias Villas Romanas, entre ellas en el “Cortijo del Negro”.
Posteriormente, con la llegada de los almohades a Benamaurel, el columbario, se desvirtuó en su uso primigenio y se utilizó para criar palomas. “El palomar” durante la dominación árabe, pudo tener un carácter militar más que alimenticio.
Resulta curioso conocer qué la palabra columbario (columbarium), significa literalmente “palomar”. Así que, desde época romana, las construcciones similares en forma y en estructura que, además, disponían de aberturas regulares, similares a los de un palomar, recibieron el nombre de columbarium.
Actualmente utilizamos la palabra columbario para referirnos al lugar donde se depositan las urnas cinerarias, y no a un palomar.
Mariluz Gómez:
COLUMBARIO DE BENAMAUREL
Esta visita, al Columbario, se inicia desde el mismo pueblo de Benamaurel. Tiene un recorrido de unos tres kilómetros, y es de dificultad baja, apta para todas las condiciones físicas. Y aunque se puede ir en coche hasta las inmediaciones el columbario, es mucho más agradable hacerlo andando.
Para acceder hasta este excepcional paraje benamurelense, solo has de seguir el recorrido natural de la rambla. Este sendero nos adentra en un enclave de una belleza singular.
Sentir el sonido de nuestras botas al pasar por la blanda sal, que hay bajo la tierra, solo es comparable con caminar por la escarcha.
En días muy luminosos, los rayos de sol se reflejan en los cristales que tapizan el suelo, llegando casi a encandilarnos.
Una vez recorrido algo más de quince minutos, nos tropezamos a mano izquierda con el río Guardal, y a la derecha, se levantan unos cerros, vestidos de espartos y pinos.
En nuestro transitar por la senda, tomillos y otros arbustos aromáticos, que vamos pisando sin querer, desprenden un olor inigualable, haciendo que nuestro día se convierta en una maravillosa y mágica jornada. Eso sí, dentro de un paisaje tan austero y salvaje, que da cobijo a las piaras de jabalíes.
El paraje que vamos descubriendo ante nuestros ojos, es único, y con una variedad de flora endémica, que ya le gustaría tener a más de un afamado jardín.
En el momento que nos encontramos con una pendiente, la abordamos y subimos por ella. Esta nos lleva directamente al columbario.
Una vez en la cima del cerro, podremos apreciar un contraste realmente bello para nuestros ojos. A un lado la seca y blanca cañada del salar, y al otro, la inigualable vega, adornada con tonalidades color miel verde y pastel
Los asentamientos más antiguos, datan de época prehistórica, y se encuentran en los acantilados de la Rambla del Salar. (Se han encontrado en superficie: hachas, cerámica de barro blanco con franjas amarillas y ocres, monedas ibéricas, y cerámicas del periodo visigodo, bizantino, etc…).
En el término del interesante campo de silos se encuentra el columbario romano, concretamente del periodo tardo romano/umbral. Consta de un habitáculo cuadrado con 317 oquedades u hornacinas. Allí se depositaban las vasijas con las cenizas de los difuntos.
El acceso al columbario es difícil, se realiza por un pequeño hueco que hay en la parte abierta en las Hafas, que da sobre el río Guardal. Hay que dejarse caer por una cuerda hacia el interior del columbario.
En este lugar hay multitud de cuevas acantiladas, de hasta tres pisos que se comunican entre sí. Sin duda acercarse hasta el Columbario de Benamaurel es una visita más que recomendable.
FUENTE: https://rinconesdegranada.com/columbario-de-benamaurel