Por el desierto sin calma
ya vienen las tropas moras
y no van caminando solas,
por que dentro de su alma
los anima una señora
que con su canción sonora
a Benamaurel los llama.
Y vienen a desfilar
luciendo sus mejores galas
con su paso reposado,
después de cruzar la mar
con sus velas desplegadas
y su corazón tocado.
Los timbales y fanfarrias
se deslizan por la Alhanda
como si fuesen en volandas
los moros con sus comparsas;
y los cohetes y tracas
que allí son detonadas,
se une con las campanas
en un son acompasadas.
¡Temblar cristianos, temblar!
Que el Rey moro va a venir
Y le haréis referencia;
está apunto de llegar
precedido de un emir
a quien debéis obediencia.
Al son del primer tambor
los moros izan bandera
y el sol de primavera
les regala su calor,
con sus ropas de color
y alfanjes en la cadera,
son terribles en la guerra
y del cristiano el terror.
Van sembrando los caminos
del pueblo de Benamaurel
de seriedad y tronio,
son los mejores vecinos
que uno puede tener
¡Así son los moros mios!
Guardaros de los cristianos
y no miréis a las cristianillas,
no comáis chorizos ni morcillas
ni carne de los marranos.
No toquéis con las manos
jamones de patas negrillas
ni magra con sus vetillas
cuando os vean vuestro hermanos.
Los cubatas ni mirarlos
y el vino de un buen tonel
lo mismo que la cerveza;
os aconsejo no probarlos
pues os puede suceder
que perdáis la cabeza.
Se vino un dia la luna
a vivir al Altiplano
y dejó el desierto llano
por nuestras “Cuevas de la Luna”.
Trajo su tropa moruna
escondida en su mano
y en las hafas en un manzano
las dejo con su fortuna.
Al despertar del embrujo
vestidos de mil colores
la quisieron adorar;
y la luna los condujo
haciéndolo con mil amores
a Benamaurel a desfilar.
Tenia un viejo una llave
el la Alhanda de un pajar
donde no podía entrar
por que no tenia la clave.
Pero un día por la calle
mira quien vino a pasar,
un duende y se lo fue a aclarar
con toda clase de detalle.
Eran finales de abril
cuando el viejo abrió el pajar
y se quedó como el papel.
de allí empezaron a salir
moros y moras a desfilar
en las fiestas de Benamaurel.
Empezaron a salir
moros de la Alhanda un día
y de los que mas había
eran de los del Haufí,
y bajaban por allí
tantos que no se cabía
y en escuadras se unían,
siendo por final de Abril.
Los cristianos preocupados
al ver tanta moreria
se quedaron boquiabiertos;
se pusieron bien armados
por que algo se temían
y esto no es ningún cuento